domingo, 28 de septiembre de 2014

Carlos María Isidro, alias Carlos V, y sus dos esposas.

Carlos (V) María Isidro de Borbón y Borbón (1788-1855)

Fue un Infante de España educado como un príncipe católico bajo la dirección del P. Escio, Cristóbal Bencomo, Vicente Maturana, el marqués de Santa Cruz y el duque de la Roca. Asumió los ideales contrarrevolucionarios desde muy joven y se le consideró el heredero de su hermano Fernando VII, con quien siempre estuvo estrechamente unido hasta el conflicto dinástico provocado por el nacimiento de la futura Isabel II en 1830.



Lo imaginamos como gran defensor de sus derechos dinásticos y de los de sus hijos pero no tuvo tantos frenos morales cuando proclamó en Burdeos el 12 de mayo de 1808, junto a Fernando VII y el Infante Antonio, dejar los destinos de España en manos de Napoleón.

El 29 de septiembre de 1816 casó con María Francisca de Asís, hija de Juan VI de Portugal, y luego con su otra hermana María Teresa de Braganza, princesa de Beira. Generalísimo, gran cruz de San Hermenegildo y de San Fernando, vicepresidente de la Asamblea de esta última orden, protector de la Junta Superior de Medicina, vicepresidente del Consejo Supremo de la Guerra y presidente de la Cámara de Guerra. Una muestra de pluriempleo en cargos públicos.

El 14 de marzo de 1820 dio una proclama liberal (publicada en la Gaceta Extraordinaria de Madrid y en el Correo General de Sevilla, número 1, del 22 de marzo de 1820), dictada según se dice por el miedo, titulada "Viva el Rey, viva la Nación, viva la Constitución". En realidad durante el Trienio comenzó a significar su nombre la oposición cerrada a todo liberalismo, y en 1821 sonó por primera vez para rey de España.



Fue elegido para recibir y desposarse, por poderes, con María Cristina de Borbón, la cuarta esposa de Fernando VII, la cual maniobraría para eliminarle de la línea sucesoria, lo que no deja de ser irónico. La lucha cortesana, la publicación de la pragmática sanción en 1830 y la jura en cortes de 1833 le empujó a retirarse a Portugal.

El 1 de octubre de 1833 lanza al viento el "Manifiesto de Abrantes":

"¡Cuán sensible ha sido a mi corazón la muerte de mi caro hermano! Gran satisfacción me cabía en medio de las aflictivas tribulaciones, mientras tenía el consuelo de saber que existía, porque su conservación me era la más apreciable. Pidamos todos a Dios le dé su santa gloria, si aún no ha disfrutado de aquella eterna mansión. No ambiciono el trono; estoy lejos de codiciar bienes caducos; pero la religión, la observancia y cumplimiento de la ley fundamental de sucesión y la singular obligación de defender los derechos imprescriptibles de mis hijos y todos mis amados sanguíneos, me esfuerzan a sostener y defender la corona de España del violento despojo que de ella me ha causado una sanción tan ilegal como destructora de la ley que legítimamente y sin alteración debe ser perpetuada. Desde el fatal instante en que murió mi caro hermano (que santa gloria haya), creí se habrían dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento había sido traidor el que lo hubiese intentado, ahora será el que no jure mis banderas, a los cuales, especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares, haré los debidos cargos cuando la misericordia de Dios, si así conviene, me lleve al seno de mi amada patria, y a la cabeza de los que me sean fieles. Encargo encarecidamente la unión, la paz y la perfecta caridad, No padezca yo el sentimiento de que los católicos españoles que me aman, maten, injurien, roben ni cometan el más mínimo exceso. El orden es el primer efecto de la Justicia; el premio al bueno y sus sacrificios, y el castigo al malo y sus inicuos secuaces, es para Dios y para la ley; y de esta suerte cumplen lo que repetidas veces he ordenado".

La reorganización de las fuerzas armadas y de la administración realizada por Cristina y Fernando VII restó mucho apoyo al pretendiente y serán pocos los lugares y hombres que le aclamen.



Carlos María Isidro fue evacuado de Portugal por los británicos a Inglaterra (¿aviesas intenciones de "su Graciosa Majestad" de desestabilizar a un competidor? ¿Buscaba mercados para sus excedentes de armas?). De allí "escapó" a Francia. Este último país fue "incapaz" de capturarlo y Carlos entró en España por la frontera de Navarra el 9 de julio de 1834. Total, para nada: carente de dotes militares y de don de gentes ejerció principalmente de estorbo en todo lo relacionado con la moral de guerra. Su excesiva religiosidad y sus costumbres sencillas fueron bien recibidas por la población rural de esas tierras. No así su carácter antipático, sin palabra ni mirada amable para los soldados.

En el verano de 1837 partió Carlos al mando de la Expedición real, al frente de gran parte de su unidades vizcaínas, Guipuzcoanas, alavesas, castellanas y navarras hasta las puertas de Madrid, siguiendo noticias falsas sobre un posible matrimonio entre uno de sus hijos con Isabel II. Por supuesto, nada. Y Baldomero Espartero le acosó hasta que se retiró a Vizcaya.



Ante la frustración producida por su fallido intento para solucionar el problema sucesorio, así como por la desastrosa retirada, tomó drásticas medidas sobre los mandos de su ejército y de su administración: oficiales y civiles que le habían servido desde la época de Zumalacárregui cayeron en desgracia e incluso fueron asesinados. Su corte acabó componiéndose de consejeros poco competentes y sin iniciativa. Eran los ojalateros, ya que se contaba que no hacían otra cosa que quejarse de lo ocurrido durante la Expedición Real, con frases que empezaban siempre con "Ojalá...".

La nefasta organización de su estado, tanto en lo civil como en lo militar, provocaron descontento tanto entre la oficialidad como la tropa: Los batallones de las provincias forales rechazaban combatir fuera de sus correspondientes áreas. En junio de 1838 encargó el mando a Rafael Maroto quien reorganizó el ejército pero no peleó. Supongo que para compensar esta forma de actuar Maroto, en febrero de 1839, mandó fusilar a tres generales que podrían haber pretendido quitarle el mando. No solo eso sino que exigió a Carlos V la destitución de todos sus adversarios.

Ante esto, Carlos lo destituyó el 21 de febrero y lo declaró traidor, aunque el 25 de febrero reconsideró su postura y accedió a sus peticiones. Y lo que es la historia, Maroto podría ser visto como traidor al comenzar negociaciones secretas con el gobierno de Isabel II que concluyeron en 1839 con la firma del convenio de Oñate y su abrazo en Vergara.



El 14 de septiembre de 1839 Carlos María Isidro, alias Carlos V, entró en Francia donde su gobierno (esta vez sí que lo "vio") le obligó a residir en Bourges. El 18 de mayo 1845, aconsejado por algunos líderes legitimistas y el papa Gregario XVI, abdicó en su hijo Carlos Luís, duque de Montemolín, que se llamaría Carlos VI. Desde Francia se retiró al Piamonte y, más tarde, a Trieste, donde falleció.

Y un dato para a-l-u-c-i-n-a-r: en la Gazeta de Madrid (BOE) del 24 de octubre de 1834 se privó de sus derechos como infante de España a don Carlos. ¡Casi un año después de iniciarse su revuelta!

María Francisca de Asís de Braganza y Borbón (1800-1834)
Infanta de Portugal y España, contrajo matrimonio con el infante don Carlos María Isidro en 1816. Junto a su hermana, la princesa de Beira, y su esposo formaron un partido cortesano contrarrevolucionario y enemigo de cualquier transacción con el liberalismo durante el reinado de Fernando VII. Falleció en el exilio en Gran Bretaña donde fue enterrada con honores de reina. (Ingleses....)

María Francisca

María Teresa de Braganza y Borbón (1793-1874)

Infanta de Portugal y España, hija primogénita de los reyes Juan VI de Braganza y de Carlota Joaquina de Borbón, fue más conocida con el título de princesa de Beira. Contrajo primeras nupcias con el infante don Pedro Carlos en 1810, de cuya unión nació su único vástago, el infante don Sebastián Gabriel, futuro general carlista. En 1821 se trasladó a España, donde pronto se conocieron sus ideas contrarrevolucionarias y tradicionalistas. Acompañó en el exilio a su hermana y sobrinos, contrayendo nuevo matrimonio con su cuñado don Carlos María Isidro en 1838. De carácter decidido y tenaz, se opuso a cualquier claudicación política en los años de exilio, animando a la lucha y la resistencia a los carlistas. Tras la muerte de Carlos VI y las declaraciones liberales de Juan III firmó su famosa Carta a los españoles, donde declaró la legitimidad de ejercicio por encima de la de origen, invalidando la candidatura de su hijastro y presentando a su nieto Carlos VII como candidato al trono español.

María Teresa


Bibliografía: 

Batallas en Las Merindades
Antonio Manuel Moral Roncal (Profesor de Universidad de Alcalá de Henares) 

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