sábado, 16 de agosto de 2014

Vamos a contar mentiras, tra-la-lá... (Por Lope García de Salazar)


La Edad Media es un periodo muy dado a las leyendas. Y entre las que la tradición sitúa en la época de Alfonso III (fin del siglo IX) está la leyenda de la batalla de Padura o de Arrigorriaga. Legendariamente se enfrentaron allí las tropas leonesas, atacantes, contra las vizcaínas, comandadas por un tal Jaun Zuría (señor blanco). Los vizcaínos derrotaron a los leoneses y desde entonces obtuvieron su libertad. Lo que quiere decir que pertenecían a la corona de León porque solo se "conquista" lo que no se tiene.



Evidentemente el nacionalismo vasco, ya desde su creyente y carlista creador Sabino Arana, ha convertido la históricamente desconocida Padura en símbolo inaugural de su identidad política. Lo que ocurre, repito, es que esa batalla nunca existió. Bueno, algo existió: Una escaramuza Carlista durante el año 1872 que, según "La Esperanza" del uno de Mayo de 1872, controlaba parte de la línea de ferrocarril.

Retomemos el tema legendario: Cerca del 870, quizá 888, el rey Alfonso III envía a un tal Ordoño, hermano o hijo suyo (Un familiar), para atacar las tierras de Vizcaya sin que conste "casus Belli" y mostrando así toda la maldad del reino heredero de los Godos. Indignados, los vizcaínos tocan a rebato, tañendo las bocinas de las cinco merindades, y acuerdan enfrentarse a los invasores. Envían mensajeros a los leoneses, proponiendo enfrentarse en Juicio divino (Lope mete a Dios para sacralizar su victoria y los fueros de Vizcaya). Ordoño, despreciativo, exige que su contrincante sea de sangre real. ¡Y miren que suerte!, surge Jaun Zuria que es nieto del rey de Escocia. También acude con los vizcaínos Sancho Astegis, Señor de Durango. Los dos ejércitos se encuentran en un paraje próximo a Bilbao llamado Padura, que en eusquera significa marismas. Tras largos combates con muchos muertos (¿?), los vizcaínos vencen.

En la refriega caen el señor de Durango y el hijo del rey de León (equiparándoles en la muerte los equiparan en vida y poder). Durante la huída los vizcaínos persiguen y acosan a los leoneses, dándoles muerte. Estos escaparon por la peña Gorobel que desde entonces se llamará peña Salvada (otro cambio de nombre). Tras la victoria, los vizcaínos nombraron a Jaun Zuria Señor de Vizcaya. Tanta es la sangre derramada que el paraje de Padura empezará a llamarse Arrigorriaga, (lugar de piedras rojas)mostrando una fuerte poesía cromática. Ésta es la leyenda.

Batalla de Padura

¿Cuándo surgió? No está claro, pero sí conocemos al primero que la puso por escrito, Lope García de Salazar, un jauntxo (un señor rural) del siglo XV descendiente de los Salazar que expulsaron los Velasco de Las Merindades y motejado, con exceso, como el primer historiador de Vizcaya.

Hay que situar a Lope en su momento: la larga guerra civil entre oñacinos y gamboínos, partidos que durante dos siglos agruparon en sendas bandas a los clanes rurales vascos. A saber: los Salazar, los Velasco, los Ayala, los Marroquines, los Mújica... Es un conflicto poliédrico:

  • Los clanes rurales se enfrentan entre sí por la posesión de tierras, caminos, montes…
  • Los clanes rurales se enfrentan a las villas, que aspiran a llevar una vida independiente de ellos.
  • La corona de Castilla interviene a favor de las villas y contra los jauntxos. De hecho, en tiempos de los Reyes Católicos, será la que, a petición de las villas, consiga sofocar esa larga guerra.


Pues bien, García de Salazar, asediado en su casa-torre por sus propios hijos, escribe un libro, Historia de las bienandanzas y fortunas, que, mezclando leyendas e historia, es tenido por la primera historia de Vizcaya. Lope relata todo.

Incluso esta mítica hazaña.

Pero, lo que cuenta el bueno de Lope parece el "corta y pega" de un relato tradicional que circulaba por Vizcaya y Álava. La cuestión de fondo es la razón del ataque. Lope dice que "porque se quitaran del señorío de León", independencia, vamos.
Vascón

Otra forma del relato da una explicación muy curiosa a la guerra: Corre el año 870 y tropas del rey Alonso III, al mando del Infante Ordoño, reclaman los impuestos no pagados por Vizcaya (un buey, una vaca y un caballo blanco) que supuestamente venían recibiendo desde las razzias del rey Fruela -lo que nos da a entender que era como tierra conquistada y no parte del reino-. Se enfrentan y el infante Ordoño muere. En la lucha destaca Lope Fortún, de Mundaca, hijo de una princesa escocesa y de un noble local. Después de la batalla es aclamado como el primer Señor de Vizcaya bajo el nombre de Jaun Zuria.

Y no debemos olvidar el primero de estos relatos, el del conde portugués Barcelos, en tiempos de María Díaz de Haro II. Lo cuenta en el “Libro dos Linajes”, en un relato que probablemente conoció Juan Núñez de Lara, esposo de doña María y que tendría la finalidad de lisonjear a los Núñez de Lara. Una obra digna de formar parte del ciclo artúrico.

¿Fuentes históricas del romance? Ninguna.

La primera noticia sobre el lugar es del siglo XII: la incorporación de la parroquia de Arrigorriaga, Santa María Magdalena, al monasterio de San Salvador de Oña en Las Merindades de Burgos (1107). ¡Más de dos siglos después de la supuesta batalla!

No saben cómo sentimos que abunden los datos que hacen imposible el combate. A saber:

  • El Ordoño que entró en León nos lo presentan como hermano y como hijo de Alfonso III. ¿Un hermano? No hay constancia de ninguno aparte de Odoario. Y si lo hubo, como quiere la leyenda del infante ciego, entonces deberían haber muerto antes de la batalla. Si no un hermano del rey, ¿tal vez un hijo? Alfonso tuvo un hijo Ordoño, en efecto, pero nació hacia el año 871, y antes de 890 ya estaba dedicado exclusivamente a Galicia.
  • Un levantamiento Vascón… No consta. Sabemos, sí, que Alfonso III tuvo que hacer frente a una sublevación de vascones nada más comenzar su reinado, hacia 867: fue aquella donde hizo cautivo al caudillo de los sublevados, Eilo o Egylon. ¿Acaso la tradición deformó una refriega convirtiéndola en victoria de clanes vascos cuando solo fue eso y, además, sofocada por el rey de Asturias? Es perfectamente posible.


Y todo esto, ¿para qué? Las leyendas, incluso las falsas, sirven para explicar situaciones históricas cuya memoria se pierde en el pasado. En este caso sería explicar los fueros de una manera épica; libertades que históricamente estaban vinculadas al condado de Castilla (eran dependientes de Castilla) y que, por tanto, había que relatar como fruto de un acto soberano. Lope García de Salazar insiste en ello en sus Bienandanzas incluyendo un catálogo de las libertades forales y cómo pasaron del reino de León a los condes de Castilla. Una especie de reparto de competencias entre el gobierno central de Castilla y los Señores Rurales y villas Vizcaínas.

Es decir, una batalla que no existió para explicar el paso de una dependencia a otra: de los reyes de León a los condes de Castilla. ¿Y dependieron alguna vez los territorios vizcaínos de los reyes de León? ¡Evidentemente!


Los territorios de la actual Vizcaya formaban parte del ducado de Cantabria desde la época goda, y siguió siendo su adscripción jurisdiccional durante muchos años después, también bajo la corona de Oviedo. Vizcaya nunca tuvo una identidad política propia porque nunca constituyó un área organizada sino hasta muy entrado el siglo XI. Resumiendo, la mayor parte del actual País Vasco carecía de estructura política, religiosa, jurídica o económica. Poseía una población dispersa en comarcas de difícil enlace, con un sistema económico muy primitivo y, por ello, sujetas a la influencia de sus vecinos con mejor organización.

Lo que sí tuvieron, a medida que el espacio se organizaba, fue el reconocimiento de libertades locales semejantes a las que por entonces disfrutaban otras áreas y que, por otro lado, se mantendrían más o menos constantes bajo los sucesivos cambios de poder que las tierras vascas iban conociendo: castellanos o Navarros.


No hubo batalla de Padura. De hecho, sólo el nacionalismo vasco más montaraz mantiene la historicidad de aquel suceso (y, supongo, sus consecuencias políticas).


Para saber más:

4 comentarios:

  1. (y 2) Los carlistas se enfrentaron violentamente con los nacionalistas, con puños, bastones e incluso armas de fuego, desde la década de 1910. En las hemerotecas de la época (ABC, por ejemplo) se pueden encontrar artículos sobre estos hechos. Por cierto, con un tono casi más crítico con los carlistas que con los nacionalistas porque por aquellos tiempos se tendía a considerar al aranismo como una rareza condenada al fracaso, mientras que el Carlismo era el viejo enemigo...

    Después, durante la guerra civil, fueron cientos los carlistas o tradicionalistas cercanos al mismo que murieron, bien en la represión rojo-separatista, bien en los campos de batalla, en combate directo con los mal llamados "gudaris" del PNV.

    Después de la guerra, los carlistas volvieron a sufrir el azote nacionalista tan pronto como en los sesenta, cuando un embrión de ETA intentó hacer descarrilar un tren con veteranos carlistas.

    Sólo durante la pre-Transición unos ocho carlistas reconocidos fueron asesinados por ETA. Las víctimas "simpatizantes" o procedentes de familias sociológicamente cercanas son muchas más.

    http://4.bp.blogspot.com/_X4x-KouQ_dA/STHYSJVUz-I/AAAAAAAACMI/H9PhT9mHklk/s400/zzzzzz+(4).jpg

    Asesinato del teniente coronel de ejército y jefe de la Ertzaña, d. Carlos Díaz Archocha:

    http://elpais.com/diario/1985/03/08/espana/479084404_850215.html

    (A mí personalmente que fuera cubierto con una purrusalda del PNV me pone enfermo).

    Más aún, el declive social del Carlismo fue probablemente una de las causas de la "impunidad cultural" del Aranismo.

    En resumidas cuentas es radicalmente injusto para con los carlistas convertirlos en protonacionalistas, Siempre que estemos hablando, por supuesto, de carlistas reales y no extrañas hierbas nacidas en las últimas décadas y que han intentado usurpar el término por su bagaje histórico.

    Para terminar. aquí tenemos la visión que del asunto tienen los propios carlistas.

    http://montejurralealtad.blogspot.com.es/2012/11/por-dios-y-por-espana-por-euscalerria.html

    Ese el Aranismo, de derechas y de izquierdas, el obsesionado con convertirse en el heredero de las reliquias del Carlismo, para intentar manipular retroactivamente el pasado y poder afirmar la especie insultante e increíble de que las Guerras Carlistas (¿o habría que llamarlas Liberales?) fueron protoseparatistas. Por supuesto, ha habido mucha gente prestigiosa que ha defendido alegremente la misma conexión, dejándose llevar por paralelismos fáciles, sin analizar con espíritu crítico el meollo del asunto. Pero eso no lo hace cierto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fe de erratas. Donde pone "Archocha" debería leerse "Arcocha".

      Eliminar
  2. (1 de 2) Magnífico artículo. Siempre necesario reventar los mitos del Aranismo antivasco. Es necesario incidir e incidir una y otra vez porque, aunque parezca mentira, hace apenas un par de días me encontraba en un medio digital un largo ensayo de un autor en el que relataba a su modo lo que él creía que habían sido las relaciones castellano-vascongadas a lo largo de la Historia.

    Era un artículo... ¿Cómo decirlo rápidamente? ¿Conoce el autor a ese tipo particular de derechista a lo Herrero de Miñón según el cual el problema Sabiniano en el fondo es culpa de... los castellanos (o todos los ibéricos) que no hemos sabido entender a los chicos del PNV? Como si el nacionalismo antivasco no fuera un movimiento autónomo y con existencia propia.

    En ese artículo el autor, ni vasco ni castellano, decía de esta batalla que probablemente era histórica (!).

    Sus fuentes debían provenir de Sabin Etxea.

    El resto del artículo era todo un resbalón tras otro. Todo muy bien intencionado, pero terrible. Incluso en dos o tres ocasiones hablaba de los castellanos "esteparios" y "furibundos". Literalmente. Una cosa entre la visión del 98 y el 14 de "Castilla" (páramo, estepa) y el "carpetovetones" de los separatistas centrífugos.

    Ahora bien, hay una cosa en el texto contra la que tengo que protestar por amor a la verdad y porque sé un poco del tema. Sabino Arana no era carlista. Al menos, no lo fue nunca en serio. Quien sí era carlista era el padre de Sabino y de Luis (quizá peor que su hermano). Simpatizante diríamos hoy. Un mero simpatizante. Sabino siendo muy joven podía ser un carlista nominal por pura herencia familiar, pero como él contaba su hermano Luis, el auténtico ideólogo del nacionalismo bizkaitarra "le enseñó" los errores del Carlismo y le "rescató" de éste, enseñándole la "auténtica doctrina" que era la del nacionalismo vizcaíno (luego vascongado).

    Como bien señala Jordi Canal, quizás el mayor especialista en Carlismo desde fuera de las filas del mismo, trasvases ideológicos entre corrientes políticas los hay de todo tipo. Más importante aún que el trasvase o apropiación nacionalista que pudiera haber de temas carlistas, es la influencia del Carlismo en el patriotismo tradicionalista español de los últimos dos siglos.

    Los carlistas estuvieron en pugna con el nacionalismo desde el mismo nacimiento de éste. No sólo chocaban ideológicamente por el caracter separatista, antihispano y republicano del segundo, sino que hay que recordar que, al fin y al cabo, también se enfrentaban por el apoyo social.

    Se suele traer también a colación la colaboración contra los proyectos antirreligiosos de tiempos de la República o la colaboración a cuenta de los proyectos de Estatutos, olvidando siempre dos cuestiones: en primer lugar, que colaboraciones en clave derechista también las hemos tenido entre el PP y el PNV hace no mucho. Esas alianzas temporales son rutina política. Y en segundo lugar, que finalmente la colaboración estatutaria se rompío porque como los carlistas dejaron claro, los nacionalistas entendían el estatuto como una forma de ganar más poder para buscar luego la secesión (como con las CCAA actuales, vamos). (sigue)

    ResponderEliminar
  3. Tomo nota y doy fe de que se entienda como suprimido el término "Carlista" en la descripción de Sabino Arana.

    ResponderEliminar