miércoles, 23 de abril de 2014

23 de Abril de 1521/2014

Carlos I

La Guerra de los Comuneros (1520-1521) comenzó porque Carlos I, rey de Las Españas, ansiaba el trono del Sacro Imperio Romano Germánico para lo cual se subieron los impuestos provocando gran malestar entre el pueblo. 

Aun así, la cosa venia desde el desembarco borgoñón, el entorno que había educado a Carlos I, y cuya rapacidad fue proverbial, como aves de presa ocuparon todos los cargos, sinecuras, prebendas y los ducados de oro, codicia que un siglo más tarde encontramos en el Vocabulario de Correas: 

Doblón de dos caras, norabuena estedes, pues con vos no topó Xevres 

Los cargos fueron ocupados por extranjeros que para cumplir formalmente con las leyes castellanas, eran naturalizadas poco antes de tomar posesión del cargo: 

Guillermo de Croy nombrado Arzobispo de Toledo ¡con solo 20 años! Encima no residió en su diócesis y las rentas eran expatriadas. Otros ejemplos: el francés Joffre de Cotannes consiguió que se le otorgara la fortaleza de Lara, con gran escándalo de los burgaleses; los Taxis obtuvieron el monopolio de los correos, etc. Todo el libro 37 de la colección de las Cédulas, en Simancas, no es más que una larga lista de las mercedes de las que se beneficiaban los flamencos y borgoñones, naturalizados normalmente de antemano. 

Se produjeron reforma en las leyes de importación y exportación que levantó rencores en los fabricantes castellanos. 

La puntilla fue el trono del Sacro Impero Romano germánico. 

Juan de Padilla


Flotaba un deseo de reorganización del binomio rey-reino. Y, sobre todo, de reestructuración de los tributos. No hubo pacto. Pronto tres figuras se tornaron los líderes de los sublevados, Bravo, Padilla y Maldonado. Algunas ciudades apoyaron la revuelta y otras en cambio siguieron fieles al rey. 

Frente a los comuneros y en nombre del rey actuaron tres figuras importantes, Iñigo Fernández de Velasco, Fadrique Enríquez, almirante castellano y Adriano de Utrecht. 

En Las Merindades la situación era la siguiente, el Condestable de Castilla Iñigo Fernández de Velasco, que había heredado el mayorazgo de los Velasco porque su hermano Bernardino, primer Condestable dentro del linaje, no había tenido herederos varones, se comportaba como si Las Merindades fuesen parte de su feudo. En el archivo de Simancas permanece la información realizada en 1513-1514, a petición de los vecinos, concluyéndose que los Velasco no tenían título para ejercer esos privilegios. Pero por tradición quedaban autorizados a ello. 

Adriano


El conde de Salvatierra, don Pedro de Ayala, procomunero, se dirigió hacia Medina de Pomar y Frías al frente de 2.000 hombres (estimación de Joseph Pérez) buscando levantar Las Merindades y combatir al Condestable. El obispo de Zamora, don Antonio de Acuña, se coordina con el conde de Salvatierra para, él desde el sur y el otro desde el norte, tomar Burgos. Resumiendo: Salió mal. 



Los Comuneros, entonces, asediaron Medina de Pomar para tratar de tumbar la ciudad más importante de Las Merindades y lugar desde el que se impartía justicia y se encontraba personificado el poder real. Visto lo visto, el Consejo real envía a Pedro Suárez de Velasco que sólo necesitó llegar a una legua de Medina de Pomar para que el cerco se levantase. 

Pero los comuneros insistieron y en Marzo Diego Ramírez de Guzmán se instala en la zona de Medina de Pomar con el fin de organizar una administración comunera. Así, junto al Conde de Salvatierra, crearán muchas dificultades a los realistas hasta firmes de Marzo de 1521. 

Don Manrique de Lara, hijo del Duque de Nájera, representante del Consejo Real, se presenta en Medina de Pomar y somete nuevamente las Merindades. Llevaba con él 2.000 soldados y 40 caballos (Joseph Pérez). No hubo posibilidad de más, cuando se supo la derrota de Villalar lo adictos a los comuneros empezaron a pedir el perdón real. 


LOS COMUNEROS (desde la parte de Villalar)

Ya apunta en el horizonte 
ya aparece Villalar. 
los soldados comuneros 
salieron del lodazal, 
van corriendo por las eras 
hasta las casas llegar 
e instalando allí las piezas 
comienzan a disparar. 
Ya llegan los imperiales 
encima les tienen ya. 
ya apresan los Maldonado, 
ya comienzan a avanzar. 
Padilla, picando espuelas, 
lanza al aire, ¡libertad! 
poco a poco caen sus hombres 
heridos o muertos ya. 
A Juan Bravo, espada en puño 
le acaban por apresar. 
Anochece ya en los campos, 
sólo se oye el gritar 
de comuneros heridos 
que acaban de rematar. 

No tardan mucho los nobles 
en pronunciar su sentencia: 
Juan de Padilla y Juan Bravo 
que paguen con sus cabezas 
y Francisco Maldonado 
por vida quede en la celda, 
mas las tropas les reclaman 
de un Maldonado cabeza. 
Y a Francisco Maldonado 
la arrancarán en oferta. 

Décima unidad 

Apunta ya el nuevo día 
tras sacarles de sus celdas. 
Los imperiales dos mulas 
de negro luto enjaezan. 
Juan de Padilla y Juan Bravo 
han de cabalgar en ellas. 
Un pregonero abre el paso 
gritando a la concurrencia: 
“Justicia en nombre del rey 
y el Consejo de Regencia. 
por su traición y su infamia 
los caballeros perezcan”. 
En dos picotas agudas 
levantan las dos cabezas, 
para servir de escarmiento 
han de dejarlas expuestas. 
Al caer del mismo día 
se añadirá una tercera. 

Undécima unidad 

Mil quinientos veintiuno 
y en abril para más señas, 
en Villalar ajustician 
quienes justicia pidieran. 
¡Malditos sean aquellos 
que firmaron la sentencia! 
¡Malditos todos aquellos 
los que ajusticiar quisieran, 
al que lucho por el pueblo 
y perdió tan justa guerra! 

Desde entonces ya Castilla 
no se ha vuelto a levantar, 
en mano de rey bastardo 
o de regente falaz, 
siempre añorando una junta, 
o esperando un capitán. 
Quién sabe si las cigüeñas 
han de volver por San Blas 
si la heladas de marzo 
los brotes se han de llevar. 
Si las llamas comuneras 
otra vez crepitarán. 
Cuanto más vieja es la yesca 
más fácil se prenderá 
cuanto más vieja es la yesca 
y más duro el pedernal. 
Si los pinares ardieron 
aún nos queda el encinar.


No solo eso, hoy es el día del libro al "coincidir" la muerte de dos grandes de la literatura: Cervantes y Shakespeare. 

Y para nosotros porque este es el primer día del libro en que somos autores por una obra: "Batallas en Las Merindades" y que, además, contiene un relato de La Guerra de Las Comunidades en Las Merindades.


Feliz día de Castilla y León.

Y del Libro.

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